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La FIL Guadalajara: Expandiendo mi relación con el libro

El concepto de una feria para libros fue algo extraño, algo que pertenecía a mis memorias más remotas. Recordaba mi niñez, cuando nos llevaban a un cuarto repleto de libros bonitos con pastas brillantes, pero siempre fuera de mi alcance. Más bien, mi punto de partida fueron las librerías de libros usados. Allí podrían encontrarme recogida en el pequeño rincón con los libros en español. No fue hasta el 2019 que compré libros en México por primera vez. Cuatro años después, el 25 de noviembre 2023, llegué donde nunca hubiera imaginado – la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara.

El invierno en Guadalajara me abrazó cálidamente. Me sentí muy a gusto y hasta refrescada cada vez que lloviznaba. En camino al Expo Guadalajara siempre pasaba por un stand de tejuino, una deliciosa bebida con limón y sal, y luego otro de snacks. Ya dentro del expo, todo estaba bien iluminado y habían stands hasta donde alcanzaba la vista. La feria de mi niñez se había desplazado a más de 700 stands, 630 presentaciones de libros, 262 foros literarios, y más.

Escuchando las voces detrás del libro

Vivir el ámbito de la FIL fue vivir un ambiente multicultural con presentaciones multilingües y banderas de muchos países, especialmente porque la Unión Europea fue la invitada de honor. Dentro de estos stands, pasaba de todo como las ventas de libros, charlas, lecturas de poesía, y hasta la libación de cerveza o caipirinha. Presencié las dicotomías de la FIL, también, desde la ceremoniosidad del entrego del Premio Sor Juana Inés de la Cruz a María Ospina Pizano, hasta una charla en que una autora mexicana, Natalia Trigo, nos trajo galletas. Me fundí en la multitud escuchando un acta de jurado, seguido por una biografía, seguido por un reconocimiento, etc. También me encontré apiñada en un stand de pocos metros para escuchar a Sandra Lorenzano, una autora argentina-mexicana, leer sus poemas.

“¡Al Ruedo!” con Alaíde Ventura, Natalia Trigo, Habacuc Antonio de Rosario, y Alejandro van Düben. Moderado por Julián Herbert.
María Ospina Pizano recibiendo el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz
Sandra Lorezano leyendo de Abismos, quise decir en el stand de Círculo de Poesía

No conocía la gran mayoría de los autores presentes, mucho menos había leído sus obras. Aun así, no se presentó como un obstáculo. Además, me sentí cómoda sin audífonos para la traducción en las presentaciones bilingües en inglés y español. Sin embargo, también vi las frustraciones y dificultades que tuvieron algunos al hablar en un lenguaje extranjero, sea en inglés o español, para un evento público e internacional. En general, diría que las pláticas más chiquitas fueron las que mejor lograron humanizar a los ponentes. Las disfruté porque eran más parecidos a una charla entre amigos, proveyendo de un espacio cómodo para el diálogo.

Buscando libros en español

Libros de todo tipo no faltaban y estaban representadas por grandes editoriales, sean universitarias, educativas, o de otro tipo. Tal vez fue porque estaba inundada de opciones y agobiada por la indecisión (o simplemente faltaba espacio en mi equipaje). Jamás he tenido semejante problema. Es difícil encontrar libros en español en los EE. UU. Las ideas y los libros no circulan tanto como uno creería. En las librerías, la sección en español, además de ser pequeña, mayormente tiene libros como Cien años de soledad y traducciones de bestsellers originalmente en inglés. Confieso que no le guardo mucho apego a esa selección de libros.

No me topé con los libros usados que tanto habían formado parte de mi vida hasta que llegué a la parte más atrás de la FIL. Algunos libros eran más antiguos que otros, pero todos estaban amontonados—fue un caos organizado por temas. El stand no era tan bonito como los otros, con libros forzados en cualquier espacio libre. Pero así es como siempre me había relacionado al libro. Siempre era una búsqueda desordenada que finalizaba con la compra de un libro en casi total ignorancia. En fin, salí de la FIL sin comprar ni un solo libro. Sino que dejé atrás uno de mis libros en inglés, The Divine Comedy, para regalarlo a un amigo.    

En las librerías de libros usados la circulación puede ser más variada, existe la oportunidad de encontrar una joya inesperada. Es parecido al pájaro que despertó la curiosidad de María Ospina Pizano al posarse en su balcón. La ganadora del Premio Sor Juana contempló su viaje intercontinental desde Colombia hasta los EE. UU. Quiso saber cuáles aguas vivió el pájaro y la condición del bosque de que salió. Yo también contemplo los libros que se posan en el estante.

Las burbujas que habitamos

Quizás una cosa que la FIL logró para mí fue poner en claro lo que los lectores alrededor del mundo se están perdiendo. Se están perdiendo escritura e ideas de alta calidad para lectores de todas edades (niños, jóvenes, y adultos) con cualquier interés (FIL Ciencia, FIL Pensamiento, etc.).  Sin embargo, esta fractura en la circulación de los libros y las ideas no ocurre solamente entre México y los EE. UU., sino tanto entre los países latinos como dentro del mismo país. En una de las charlas “¡Al Ruedo!,” Natalia Trigo resaltó cómo es necesario pasar por la CDMX para entrar al mundo literario, pero que en el proceso se pierden tantas voces interesantes. Alejandro van Düben agregó que lo mismo ocurre en el estado de Jalisco a través de Guadalajara.

Las únicas voces que superan y salen de sus burbujas geográficas son las obras del canon y los bestsellers. Aunque no hay nada malo en circular esos libros, se deja atrás una multitud de voces. Estoy de acuerdo con la autora portuguesa, Lídia Jorge, cuando dijo que es importante tener más voces que solamente la de nosotros. En la charla “Las palabras como instrumento de tolerancia y de apertura,” Lídia nos explicó cómo trata de usar la palabra como herramienta en contra de la singularidad.

“Las palabras como instrumento de tolerancia y de apertura” con Lídia Jorge, Olja Savičević, Angelo Tijssens, y Naoise Dolan. Moderado por Ale Carrillo.

Hay que ampliar nuestros estantes

Con 61 países representados en la FIL, la cuestión de circulación incluye, pero va más allá de la geografía, embarcando el lenguaje, los regionalismos, la cultura, y más. Hasta ahora ni he tocado el tema de negocios y actividades para profesionales que también ocurrieron durante la Feria. Me hubiera gustado asistir a aún más presentaciones para poder indagar más, pero fue imposible debido a la gran cantidad de estas. Sin embargo, aún me quedo con la duda: ¿Cómo podemos difundir la esencia de la FIL para trascender las barreras en nuestros estantes? Quizás podremos romper con el aislamiento para poder crecer y seguir adelante en armonía.

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